¿Puede el líder de una empresa ser el alma o motor imprescindible de la misma? Las grandes empresas cuyos hitos parecen dejar un importante legado quieren pensar que no, ven la empresa como un todo y no como único fruto del aporte de tal o cual genio del gremio. Apple sin ir más lejos se tambaleo al imaginarse un futuro sin su CEO Steve Jobs, pero la "gran manzana" se mantiene a flote sin su alma mater.
No siempre sucede así, en algunos casos la desaparición del adalid corporativo supone mucho más que un mal rato o la pérdida del estandarte institucional, este es el caso de Hewlett-Packard(HP):
Hace unas semanas conocíamos la noticia, tras el anuncio de la caída de sus acciones más de un 40%, de que no podían más, pero ¿cómo puede llegar una poderosa empresa a esta situación? Todo comienza con un nombre: Mark Hurd. La junta directiva del coloso informático acuerda la dimisión de Mark Hurd a consecuencia de las acusaciones de acoso sexual presentadas por una antigua empleada externa de la compañia. De ahí a la debacle o bien, como destruir Helwett-Packard en un año.
La salida del ex-CEO Mark Hurd no solo provoca pérdidas en HP sino que se ven beneficiadas competencias directas como Dell u Oracle (consiguiendo finalmente sus servicios).
Y es que el culebrón HP parece no terminar, tras la destitución de Mark Hurd llega la de su sustituto Leo Apotheker por Meg Withman como imagen de confianza para los inversores.
No sabemos como acabará la historia del gigante infomático ni cuanto le durará su vigente CEO, pero tal vez y solo tal vez podemos decir que a veces una persona puede llegar a ser más o al menos tan importante como el sistema en el que es partícipe. Pues parece que más que ser una importante clavija del engranaje empresarial son la brújula que los orienta y sin la cual pueden llegar a estar pérdidos.
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